Teníamos verdadera curiosidad por saber si los turistas que llegan a Palma a bordo de un crucero visitaban una de las localidades más bonitas de la Isla, como es Valldemossa. O si, como algunos piensan y dicen, todos y cada uno de ellos se dirigían a la vez a la catedral de Palma y calles adyacentes como único plan.
Para salir de dudas hemos hablado con el presidente de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Valldemossa, Brian Llinas, quien regenta una tienda de souvenirs en una de las calles cercanas a La Cartuja. Y no ha tardado mucho en despejar nuestras dudas:
“Sí, hay cruceristas en Valldemossa, y además son muy importantes para nuestro tejido comercial y empresarial”.
Por su experiencia, el turista de cruceros
“siempre termina comprando algo en los lugares en los que hace escala. Es un turista familiar, de una edad de 40 para arriba, que le gusta la cultura, visitar los países, y que no crea problemas como sucede en otras zonas como Punta Ballena”.
Además, prosigue,
“el turismo de cruceros es bueno, no da ni un problema ni dice nada, y parece que hay que ir contra ellos. Y es un tipo de turista que tiene más capacidad adquisitiva que otros, desde luego mucho más que los que vienen con el todo incluido”.