María Escandell lleva trabajando en el sector turístico toda su vida. Sus padres eran guías turísticos y montaron una agencia de viajes, y ella después siguió sus pasos trabajando en diversos sectores del turismo. Desde agencia a hostelería o guía oficial antes de empezar como directora Comercial, primero en La Granja de Esporlas y desde hace cuatro dirigiendo el departamento Comercial y de Gestión de Tiendas de Perlas Orquídea.
En su opinión el turismo de cruceros es “un turismo de calidad que está contribuyendo a la desestacionalización en toda la isla de Mallorca, no sólo en Palma. Mallorca ha conseguido en los últimos años posicionarse como puerto de referencia en el Mediterráneo, y a la vez Palma ha logrado convertirse en un destino muy atractivo para los europeos”.
Respecto al crucerista, subraya que
“como todos nosotros cuando planeamos un viaje, se ha independizado de las opciones más programadas, y busca más, se informa más, y hace en sus viajes lo que verdaderamente le interesa, que es visitar Valldemossa, Soller o Manacor por poner un ejemplo”. Para ella “tenemos que sentirnos orgullosos de que la gente quiera venir a Mallorca, no molestos”.
Directora Comercial y de Gestión de Tiendas de Perlas Orquídea
Perlas Orquídea es una de las empresas más antiguas dedicadas a la elaboración y venta de este producto típico mallorquín conocido a nivel mundial. Cuenta con más de un centenar de personas en plantilla. Comenzó su andadura con una pequeña asociación de talleres artesanales en Manacor que en 1952 de mano de Juan María Forgas tomaron el nombre de Orquidea, y ahora dispone de una infraestructura compuesta, solo en Mallorca, por cuatro tiendas; Palma, Valldemossa, Manacor y Montuïri, donde además se sitúa la fábrica. También son proveedores de numerosas tiendas de Mallorca, y su producción se distribuye por los cinco continentes.
Su cliente tipo es muy amplio, pues su producto abarca todos los precios y diseños, perlas de calidad engarzadas en cuero, oro, plata… Hasta perlas con brillantes asequibles solo para determinados tipos de bolsillos. “Desde gente muy joven, como grupos de estudiantes que vienen a comprar un regalo, hasta clientes con mayor poder adquisitivo, especialmente franceses, americanos, rusos, italianos y ahora también escandinavos”.
El turista de cruceros casi llega a alcanzar en temporada alta la tercera parte del total de su clientela. María Escandell afirma que el crucerista
“es un turista de calidad, con interés en conocer la zona que visita y con muchas ganas de ver”.
Además de querer conocer Palma, que “está de moda”, recorre gran parte de la Isla en el corto espacio de tiempo que tiene. “Van por todo y nos dejan dinero a todos. Tanto a quienes nos dedicamos al turismo directamente como a los que no. El otro día la señora de una administración de lotería me oyó hablar y me preguntó si ese sábado por la tarde también venían los cruceros, porque ella abriría… Nunca había pensado que comercios tan dispares se beneficiasen, pero es así”.
La recomendación que hace de Mallorca este tipo de turistas es otro valor añadido, “porque conoce más la isla, se sorprende, y de esta manera siempre hablará mejor a su familia y amigos que quien haya estado en el hotel y en 200 metros a la redonda de éste los 7 días que viene a la Isla”.
Asignaturas pendientes
En lo que a asignaturas pendientes en el sector turístico se refiere, Escandell cree que
“por desgracia, la calidad del turista que nos llega y la estacionalidad son aún dos elementos que suponen un mantra a mejorar que todos llevamos oyendo desde hace años, pero que no se acaba de conseguir. Precisamente el crucerista es el tipo de turista menos estacionalizado, pero el resto cada vez lo está más”.
También señala la necesidad de seguir apostando por la renovación y actualización de la planta hotelera, “porque sigue habiendo hoteles con precios muy altos en comparación con la calidad que ofrecen” y ser capaces de trasladar la imagen al exterior de la diversidad de maravillas de la Isla “tal y como lo percibimos los que vivimos aquí”.
