Cruceros Palma de MallorcaHaciendo escala

De Palma al retiro dorado en Dubai (PARTE 2)

Las visitas del Queen Elizabeth al puerto de Palma tuvieron importancia en la vida social de la ciudad, siempre rodeadas de una gran expectación

  

El ‘QE2’ fue concebido para sustituir a los dos ‘Queen’ precedentes, pero con una proyección de vanguardia a nivel de operatividad y mantenimiento. Conservaba su velocidad de crucero de 28,5 nudos con una máxima de 32, como aquellos, pero consumía menos de la mitad.

Registraba al entrar en servicio 65.863 toneladas (que aumentarían a 70.327 tras sucesivas remodelaciones) frente a las 83.673 de su antecesor, el ‘Queen Elizabeth’. Media 20 metros menos, con sus respetables 294 de eslora, y era 4 metros más estrecho, con 32 de manga, para poder transitar por el canal de Panamá. Asimismo, su calado se reducía a 10 metros, para poder operar en puertos turísticos. Pero tenía dos cubiertas más, trece en total.

Las tradicionales tres clases se reducían a dos, para un máximo de 1.892 pasajeros y 1.040 tripulantes, con la versatilidad resultante de poder operar con una clase única para cruceros. Y tras la primera reforma, fue el primer trasatlántico dotado de apartamentos con terraza privada en la superestructura.

Otra novedad fue colocar los restaurantes en las cubiertas superiores, dotados de grandes ventanales. Disponer de cuatro piscinas, dos exteriores y dos interiores.

O contar con el primer ordenador destinado a las funciones operativas y más tarde, del primer sistema de comunicación por satélite. Pero, a modo de un guiño nostálgico, recuperaba las cálidas cubiertas de teca, con un amplio solárium, sustituidas en otros ‘liners’ por la frialdad metálica.

 


Así, aunque nacido como trasatlántico, se convirtió con el paso del tiempo en el más famoso de los buques de crucero. Pero su carrera oceánica no estaría exenta de vicisitudes.

En 1971 rescató a los náufragos del trasatlántico francés ‘Antilles’, víctima de un incendio en el Caribe. Un año más tarde recibió la primera de sucesivas amenazas terroristas, que motivó incluso el descenso en paracaídas y en alta mar de un equipo desactivador de explosivos.

El 1 de abril de 1974 sufrió un ‘black out’ en su planta motriz, quedado inmovilizado y a la deriva cerca de las Islas Bermudas. Sus más de 1.600 pasajeros a bordo fueron transferidos en botes al crucero ‘Sea Venture’ (un barco que más tarde alcanzaría la fama con el nombre de ‘Pacific Princess’, en la serie televisiva ‘Vacaciones en el mar’ -The love boat-). Unos meses después, el QE2 rozó un arrecife coralino, debiendo cancelar el crucero de Navidad de 1975 en curso.

En 1982 participó  en la Guerra de las Malvinas con tres mil soldados a bordo, convertido en transporte de tropas y helicópteros. Hasta que, entre 1986 y 1987 fue objeto de su principal transformación, en Alemania, al ser sustituida su planta motriz a base de turbinas de vapor por motores diésel. Ello le permitió mantener las prestaciones originales, con una mayor eficiencia operacional. Al tiempo, se sustituyó su característica y espigada chimenea pintada de blanco por otra más gruesa con los colores históricos de la naviera, que databan del ‘Britannia’ de 1840.

En 1992 encalló en la costa Este de Estados Unidos debiendo desembarcar todo su pasaje. Y en 1995 se encontró una ola gigantesca de cerca de 30 metros en pleno Atlántico Norte, que el capitán con gran pericia capeó surfeando.

 

La vuelta al mundo en tres meses

Durante sus años de servicio realizó de forma anual el espectacular crucero de la vuelta al mundo en tres meses. Así como tuvo el honor de mantener en solitario la línea de pasaje trasatlántica en cinco días. Una travesía que surcó más de mil veces. Habiendo superado con éxito sucesivos y espectaculares temporales, quedó acreditada su merecida fama de buque muy marinero, capaz de afrontar cualquier inclemencia meteorológica.

En 1999, al cumplir 30 años y tras el paso de Cunard al grupo Carnival Corporation, fue objeto de otra gran reforma que afectaba a todas sus instalaciones y decoración. Eclipsado en volumen a partir de la década del año 2000 por los nuevos megacruceros, mantuvo no obstante su honrosa primacía en velocidad y cualidades marineras. Y a modo de despedida como reina de los mares, y como epílogo de su dilatada vida en el mar, protagonizó una gran fiesta con toques de sirena y fuegos de artificio el 13 de enero de 2008, al coincidir en Nueva York con sus nuevos hermanos de flota, el ‘Queen Victoria’, con el que navegó desde Gran Bretaña, y el ‘Queen Mary 2’.

Con este buque efectuó  la última travesía del Atlántico y de su larga carrera oceánica. Entonces, en un ‘farewell cruise’ o crucero del adiós, rodeó las Islas Británicas y visitó Liverpool, el antiguo puerto base de las líneas oceánicas y Greenock en el Clyde, cerca del lugar donde antaño se encontraban las históricas gradas ya desaparecidas, que le vieron nacer.


La despedida concluyó con una visita a bordo del Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo, antes de zarpar por última vez de Southampton, su puerto de matrícula el 11 de noviembre de 2008 con destino a Dubai. Era el fin de su vida activa tras los viajes trasatlánticos, e innumerables cruceros y el principio de un largo periodo de incertidumbre debido a la crisis financiera mundial, hasta que coincidiendo con su 50 aniversario, en 2019, ha reabierto sus puertas en la pujante ciudad de los Emiratos Árabes, convertido en hotel flotante a cargo de Nakheel, en un complejo turístico de lujo.

Un final digno para el más célebre patrimonio naval, en homenaje a un tiempo desvanecido.

 

Texto y fotos: Gabriel Alomar

 

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